PLANES DE MINIMIZACIÓN DE RESIDUOS

En el plazo de cuatro años los productores de residuos peligrosos deberán elaborar y remitir a la Comunidad Autónoma correspondiente un estudio de minimización de dichos residuos por unidad producida, comprometiéndose a reducir la producción de residuos peligrosos en la medida de sus posibilidades. 
 
La minimización de residuos es un concepto que toma fuerza en la década de los 90 dentro de las estrategias gerenciales que incorporan la variante ambiental en la empresa. En esencia, se trata de adoptar medidas organizativas y operativas que permitan disminuir, hasta niveles técnica y económicamente asumibles por la empresa, la cantidad y peligrosidad de los residuos producidos.
 
Por ello, cuanto más asumido tenga una empresa sus obligaciones respecto de los residuos que genera, más fácil resulta tomar decisiones que permitan la implantación de un Plan de Minimización.
 
La minimización tiene por objeto sustituir la gestión clásica de los residuos por prácticas de reducción, recuperación y reciclaje. El objetivo final será reducir la producción de residuos generados y minimizar la cantidad y peligrosidad de los residuos a gestionar fuera de la empresa. De hecho, las propuestas normalizadas para el cumplimiento de las obligaciones legales de minimización se concretan en estos requerimientos básicos.
Los productores de residuos cuyas actividades productivas generen más de 10.000 kilogramos anuales de residuos peligrosos, así como aquellos otros productores cuyas actividades productoras de residuos no peligrosos figuren en la lista que, en su caso, se apruebe reglamentariamente por razón de las excepcionales dificultades que pudieran plantear la gestión de dichos residuos, según lo previsto en el artículo 42.1 de la Ley 10/2000.
La minimización de residuos significa menos contaminación y más beneficios. Cada actuación de minimización implica una reducción en el consumo de materias primas y recursos (agua y energía), y se refleja directamente en el balance económico de una empresa. Por lo tanto, el medio ambiente constituye también una oportunidad y un elemento de competitividad para las empresas.
 
Podemos enumerar las siguientes razones para minimizar residuos:
  1. La gestión de residuos (deposición, valorización, etc.) comporta un coste importante para su negocio.
  2. Los residuos generados son productos no vendidos y materias primas no aprovechadas.
  3. Las inversiones en minimización de residuos se amortizan en meses o pocos años.
  4. Las medidas también son útiles para racionalizar procesos y costumbres de la empresa.
  5. Se reduce el riesgo ambiental, de salud y de accidentes de sus trabajadores.
  6. La empresa se adapta a los cambios y a las exigencias normativas.
  7. Se mejora la situación ambiental y legal de la empresa.
  8. Se mejoran las relaciones con la Administración, clientes, proveedores, vecinos, etc.
  9. Se puede optar a subvenciones y otros instrumentos económicos de la Administración.
  10. Constituye una ventaja y un elemento diferenciador frente a sus competidores.
Para la elaboración de un plan de gestión para residuos seguiremos los siguientes pasos:
  • Identificar y cuantificar qué residuos son los que se generan, dependiendo de la industria a la que se pertenece. De este modo se puede ver el tipo de residuo, cuánto y cómo aplicar las medidas adecuadas, en función de la peligrosidad que tengan.
  • Conocimiento de las leyes aplicadas a cada caso. Es imprescindible identificar qué normativa incluye a la empresa y su relación con la gestión de residuos. Esta normativa puede tener varios ámbitos; comunitario, estatal o autonómico.
  • Llevar un registro y un seguimiento de las retiradas de producto y qué residuos se han generado.
  • Actuar en todo lo necesario para cumplir todos los requisitos legales que aplican al sector en concreto.
  • Marcar los objetivos del plan de gestión de residuos de un modo claro. Tiene que conocerse el modo de reducirlos, el impacto que generan al medio ambiente y la salud de quienes trabajan en la empresa.
  • Realizar acciones para verificar la integración en el proceso de este plan. También implementar sistemas que permitan evaluar cómo y hasta dónde se alcanzan los objetivos.