Los profesionales de hoy, técnicamente cualificados, se enfrentan al desafío de estar preparados para afrontar entornos de trabajo que cambian continuamente. La aparición continua de nuevas líneas de desarrollo profesional, las profesiones emergentes y la gran velocidad a la que se mueven los mercados con motivo de la globalización y la diversidad laboral, han desencadenado que las empresas demanden características o habilidades en los profesionales cada vez más esenciales.
Todos nos hemos preguntado qué es lo que buscan las empresas a la hora de promocionar o seleccionar a un empleado para un puesto de trabajo en equipo o de gestión.
Cuando nos presentamos a una entrevista de trabajo, lo que ellos reciben o preseleccionan mediante el análisis de nuestro currículum son nuestras las habilidades técnicas o nuestras habilidades duras, las denominadas Hard Skills. Estas habilidades se basan en conocimientos adquiridos, desarrollados y aprendidos a lo largo de nuestros años de formación tanto académica, como laboral. Sin embargo, se ha producido una evolución en selección de personal, puesto que una persona que posee muchos conocimientos técnicos no siempre es capaz de desarrollarlos en equipo o, simplemente, no consigue comunicarlos para la toma de decisiones en un proyecto.
Por este motivo, las empresas de cierta entidad, requieren que el profesional haya desarrollado lo que actualmente se conoce como las Soft Skills o habilidades blandas: trabajar en equipo, destreza frente a la negociación, facilidad para la toma de decisiones y habilidades para relacionarse, comunicarse y liderar un proyecto
Mejorar las habilidades transversales en la actividad profesional, centrándonos en:
- Trabajo en equipo.
- Liderazgo
- Motivación,
- Capacidad de comunicación,
- Compromiso con la calidad
- La orientación al cliente.
- Capacidad de decisión.
- Capacidad negociadora.
- Gestión eficaz del tiempo.